jueves, 6 de mayo de 2010

Verde que te quiero verde

Supongo que con el título de la entrada, ya saben de lo que voy a habalr una vez más, de un médico, un dios que viste de verde.

La siguiente anécdota me ocurrió cuando estaba trabajando en verano.

Una mañana, como muchas otras, iba saturada de trabajo y con mil cosas que hacer, creo recordar que estaba haciendo las curas, y ni siquiera me habia dado tiempo a pasar las tensiones a la historia de enfermeria de cada paciente, he ahí el momento en donde empieza mi "encuentro" con un cardiólogo.

Estaba totalmente ocupada, entraba y salía del control de enfermería, cuando de repente noté la presencia de un médico (el cardiólogo), y yo sin más miramientos continuaba con mis labores. Me di cuenta de que me miraba, hasta que me preguntó "tu eres la enfermera que lleva al paciente x" y yo respondí "sí". Esa fue nuestra gran conversación.

Al cabo de un rato, me mando a llamar de la habitación del paciente que estaba visitando, y me pidió las tensiones, yo no se porque razón me puse nerviosa, fui a por el aparato de tensiones, y empezaron los momentos incómodos.

Imagínense, el paciente en medio de los dos, en medio de un silencio casi absoluto en la habitación. Sentía como me miraba fijamente al colocar el manguito de presión, luego nos miramos fijamente, me puso absolutamente nerviosa (y dejénme decirles que este médico no era gran cosa, más bien normalito pero tenia sus encantos). Tuve tal sensación angustiosa, que de los nervios lo miré a los ojos y le dije "QUE!" y este me responíó con un guiño. (=])

Desde ese día, creo que me tenia como una especie de lolita, porque daba la casualidad que siempre coincidiamos en el turno de noche, y siempre que nos encontrábamos me decia lo guapa que estaba y lo bien que me quedaba el pijama blanco. Debo confesar que me gustaban esos piropos.

Dios, me gustaba que se pasase y me dijese hola, o lo guapa que estaba e incluso lo exótico que le parecia mi nombre (jajajaja).

El último día que lo ví, me dijo "me hacen un electro (+guiño)" y me ruboricé. Lastima que estaba en mis últimos días de contrato.

Me hubiese gustado despedirme, aunque creo sinceramente que eso lo hacía con todas las enfermeras jovencitas que encontraba (si bien tengo entendido, le gustan las faldas).

Ay, que buenos recuerdos, por eso me gusta trabajar en los hospitales... Verde que te quiero verde...

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